La terminología de las competencias clave y sus confusiones.
Uno de los aspectos más intrigantes en las competencias, es empezar desde su inicio. Esto es, su terminología. De entender los nuevos conceptos rodean a las competencias para alcanzar su desarrollo.
El hecho de que la Ley de Educación está íntimamente ligada a la política, provoca que constantemente tengamos nuevos cambios educativos. Estos cambios, hace que el docente no encuentre una dirección clara de trabajo.
En Primaria (y Secundaria), entre los cambios que está habiendo últimamente destacan las competencias clave. Tenemos que trabajar por competencias. Eso está claro. De hecho, en muchísimos centros, se están trabajando las competencias a través de los proyectos de aprendizaje (ABP). El problema está en cómo programar y cómo evaluar las competencias. Un problema que se debe comenzar entendiendo primeramente la terminología que tenemos entre manos:
A continuación voy a hacer un repaso sobre la terminología que todos docentes deben conocer a la hora de programar, trabajar y evaluar en competencias clave.
En el año 2006, la llegada de la LOE trajo consigo la introducción de 8 competencias básicas. Su desarrollo se veía reflejado a través de «descriptores». Los descriptores estaban redactados en infinitivo y no dejaban ver una clara distinción con los objetivos. Un claro ejemplo lo tenemos en el RD 1513/2006, de 7 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas de la Educación primaria.RD 1513/2006, de 7 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas de la Educación primaria.
y más concretamente aquí.
Podemos decir que los descriptores fueron el primer camino hacia el trabajo y sobre todo evaluación de las competencias.
El inconveniente es que no dejaron un camino claro de programación, y es así, que las programaciones no cambiaron y por tanto, el trabajo en el aula no se vio del todo afectado (quitando aquellos centros que quisieran trabajar en ABP).
La llegada de la LOMCE y en especial la Orden/ECD/65/2015, dio un mejor camino al trabajo por competencias.
Los descriptores dan paso a los estándares de aprendizaje. En este punto, la concreción de los estándares de aprendizaje conducen a los «indicadores».
Concretar un estándar de aprendizaje no es más que… concretar un estándar de aprendizaje. No ocurría lo mismo con los objetivos, los cuales podían ser objetivos generales, objetivos específicos y objetivos concretos.
Por tanto, un nuevo problema se nos plantea. Llamar «indicador» a un estándar de aprendizaje concreto puede que lo confundamos con un «indicador de logro». «Indicador» e «indicador de logro» son dos conceptos competenciales totalmente diferentes.
Un estándar de aprendizaje es un estándar de aprendizaje y si se quiere concretar se debería buscar una nueva terminología que no se llamara «indicador».
Un indicador de logro está relacionado con otro concepto competencial: La rúbrica. Esto es, la rubrica coloca a los estándares de aprendizaje en un gradiente para conocer el grado de alcance del estándar.
Y en este aspecto entra un nuevo concepto: «ponderar un estándar de aprendizaje».
La ponderación de un estandar supone darle un valor de importancia (por lo general en una escala de 1 a 4). Así, en un programa informático de educación, como el que existe en Castilla la Mancha o en Andulucia podrás darle un valor al estandar para que éste, a su vez, tenga más peso dentro del perfil competencial, y por tanto la evaluación pueda girar con más fuerza en ese estándar.
En otras palabras, es como si queremos evaluar por porcentajes en vez de medias. En este caso, podemos dar más valor porcentual a los exámenes que a la actitud. Un alumno puede subir o bajar la nota dependiendo del porcentaje que demos a un contenido.
En este caso, se trata, además de dar un porcentaje a un estándar.
Desde mi punto de vista, todo este porcedimiento quiere rizar el rizo. Y sobre todo, confunde más a los maestros. Los maestros necesitan herramientas más claras. Un camino y una única dirección. Y en el caso que se decida a utilizar tanta terminología el Gobierno debería dar más formación a los docentes. El problema es que ni el Gobierno sabe como trabajar todos estos conceptos.
Las competencias vienen de Europa y nos debemos adaptar a ellas. El informe PISA indica que los mejores sistemas educativos muestran que los países que trabajan por competencias alcanzan los mejores resultados. Por tanto, hay que subirse al carro. Pero la pregunta es: ¿a costa de qué? A costa de ¿saturar al maestro? Pues si es así, posiblemente un trabajo tan interesante como es programar, trabajar y evaluar por competencias se quede en un simple papel: en un papel llamado programación que nos saque del apuro si viene la inspección.
Por tanto, tenemos una terminología confusa. Para hacer un esquema de lo hasta aquí dicho y tener una idea más clara:
AÑO 2006: Las competencias básicas se trabajaban a través de criterios de evaluación, contenidos, objetivos y descriptores.
AÑO 2013: Las competencias clave se trabajan a través del perfil de área (relación entre criterios de evaluación, contenidos y estándares de aprendizaje). El perfil de área sólo da información sobre el peso que damos a cada competencia. Para evaluar las competencias clave, el perfil de área se convierte en perfil competencial. Una vez tengamos el perfil competencial habrá que ponerse de acuerdo todo el nivel para tener el porcentaje exacto. Una vez llegado a esto se podrá llegar a evaluar las competencias clave… (aunque esto es otro aspecto a tratar).
Por tanto:
¿Qué terminología utilizo para evaluar las competencias clave?
Estándares de aprendizaje (mejor que indicador y descriptor).
¿Puedo seguir utilizando terminología de la LOE?
Sí. De hecho se está utilizando. En diversas comunidades autónomas de España a la concreción de estándares de aprendizaje se les llama «indicadores».
¿Qué ley me ayuda a entender esta terminología?
La ORDEN ECD/65/2015 es la ley para aprender los conceptos tales como:
perfil de área, perfil competencial, estándares de aprendizaje y rúbrica.
Espero que esta explicación ayude a mejorar la variedad de terminología sobre competencias clave que, los maestros, debemos afrontar en nuestra actividad laboral.