APRENDER A APRENDER
Desde mi punto de vista, una de las competencias con mayor relevancia es la competencia “Aprender a aprender”. No quiero decir con esto que esta competencia sea más importante que otras como la competencia lingüística o la competencia matemática. De hecho, para mí, y como he indicado en otras ocasiones, todas las competencias tienen que estar equilibradas para conseguir un pleno desarrollo personal y profesional. Para conseguir este objetivo, el trabajo de cada competencia consiste en un adecuado equilibrio entre la base teórica y la base práctica. Esto es, para conseguir cualquier competencia el alumno o alumna o persona en sí, debe haber conseguido entender los fundamentos básicos de la competencia para finalmente poder aplicarlos a la vida real.
Aclarado este importante inciso, en esta ocasión quisiera desarrollar conceptos clave que en ocasiones muchos maestros y maestras tendemos a descuidar a la hora de cómo enseñar a nuestros alumnos a asimilar correctamente ese puente de conocimiento de la competencia clave en su paso de la teoría a la práctica. En este sentido, la competencia “aprender a aprender” nos puede dar una excelente idea de cómo conseguir que un alumno aplique de forma práctica lo que ha sido enseñando de forma teórica.
Para ello, les voy a poner un caso práctico que he observado en las últimas semanas y cómo la competencia “aprender a aprender” puede ser una competencia clave o de enseñanza a los maestros y maestros a la hora de enseñar por competencias.
En la actualidad me encuentro trabajando como maestro asistente en un colegio público en Londres. Aunque parece que trabajar como maestro asistente es fácil, en mi caso no lo está siendo. Tal vez porque he pasado de trabajar 15 años como maestro titular a ahora escuchar y ver a otros maestros como dan clase. Mi función, en este contexto, es ayudar y asistir al maestro en diferentes funciones como ayudar en grupos de intervención de niños con más dificultades o tareas básicas de organización del aula.
Así, el pasado martes 8 de febrero el colegio organizó una salida para alumnos y alumnas de quinto de primaria a un museo en los alrededores de Londres. La idea de organizar una salida complementaria, como saben, es afirmar o poner en práctica algunos de los contenidos trabajados de forma teórica en clase. En esta ocasión, durante el mes de diciembre de 2021 y de enero de 2022 los alumnos y alumnas ingleses del colegio donde estoy trabajando, han estado estudiando la Era Victoriana en la clase de Historia. La asignatura o materia de Historia requiere un gran conocimiento teórico de fechas, eventos y personajes. Actividades de organización del tiempo, esquemas, subrayados se hace imprescindible.
La idea de ir a un museo para que los alumnos y alumnas puedan experimentar y observar con mayor realismo cómo se vivía en la Época Victoriana me parece una idea muy acertada.
La visita al museo consistía principalmente de una obra teatral donde los niños se disfrazaban con trajes del S. XIX y existía un escenario que representaba un colegio de aquel entonces. Los actores principales representaban una maestra y un inspector. El inspector tenía que anotar el conocimiento de los alumnos y cómo la maestra estaba impartiendo la clase.
Lo cierto es que la puesta en escena estuvo genial. Los alumnos tenían que seguir las instrucciones marcadas por la maestra y el inspector. De hecho, parecía realmente que estábamos en un colegio de aquella época.
La tiza y la pizarra como elementos de escritura, las mesas de madera con cajoneras que se abren y cierran de arriba abajo eran elementos principales.
Se pretendía también enseñar elementos metodológicos de aquella época como la necesidad de responder siempre con la palabra “Madam o Sir”. Otros elementos básicos eran resaltados como no poder hablar hasta que al alumno se le diera permiso y se incluía que cada vez que el alumno o alumna quería hablar y se le daba permiso éste tenía que levantarse.
En caso que el alumno se equivocara en la respuesta podría ser que la maestra le pusiera en una esquina con un gorro que indicaba la letra “D” de Dumb (tonto). También se enseñaron otros elementos severos de castigo como el pegar con una barra (esto, lógicamente se imitaba) o poner una barra en la espalda sujetada por los brazos, a aquel alumno o alumna que no estuviera sentado correctamente en la silla.
Se les miraban las manos y las uñas e incluso la maestra reforzaba a los niños como más inteligentes que a las niñas. Finalmente, se les revisaba como iban de limpios o no al colegio. La clase, básicamente consistía en matemáticas y lengua. En matemáticas los alumnos aprendían conceptos básicos de dinero como el Schilling de aquella época, y en lengua se les enseñaba escritura y vocabulario.
Si algo tengo que resumir, es que a los alumnos se les intentaba enseñar que en la Época Victoriana, los maestros no se andaban con tonterías e imponían el miedo y el terror en los alumnos para controlar la clase. El respecto a la maestra, en este sentido, desparecía para dar muestras de una clase en silencio por los alumnos y alumnas tener miedo a que se les castigara y pegara.
Con esta descripción quiero subrayar que el contexto teatral fue excelente y los niños y niñas pudieron experimentar exactamente cómo los niños de Inglaterra en la Época de la Reina Victoria estudiaban.
Lógicamente todo eso ha terminado. Los maestros y maestras valoran por igual a los niños y a las niñas. El castigo físico se suprimido y la metodología es más flexible. Sin entrar en los aspectos que podemos mejorar hoy en día y los aspectos que podían ser mejorados en aquel entonces, la idea de esta entrada es, como he indicado, la competencia aprender a aprender.
La competencia aprender aprender nos indica la importancia de fabricar un “puente” de unión entre la teoría y la práctica. Un primer paso es enseñar a los alumnos y alumnas a hacerse preguntas.
Y aquí viene la cuestión. Como he indicado el colegio inglés donde estoy trabajo excelentemente la teoría durante dos meses. Esquemas, líneas de tiempo, personajes relevantes, videos y demás actividades fueron mostados a los alumnos y alumnas, los cuales trabajaron realmente bien durante los dos meses.
La práctica también fue excelente. Conocer cómo un niño o niña podía vivir por aquel entonces es una idea genial para complementar este trabajo.
No obstante, aquí viene, para lo que a mi ha sido una lástima no culminar. Esto es, si tú como maestro, maestra, profesor o profesora has trabajado estos conceptos de una manera laboriosa por tu parte ahora, el hecho de no hacer reflexionar al alumno sobre lo que está o ha aprendido hace que el aprendizaje no quede completo.
En este ejemplo, que llevo indicado, diré: Una vez que los alumnos experimentaros de forma práctica lo que supone vivir en aquella época, la maestra al día siguiente no habló nada de la actividad. No hubo reflexión de lo aprendido. Los alumnos no preguntaron. Simplemente se siguió con la siguiente actividad.
En definitiva, “aprender a aprender” es una competencia que permite crear un puente de unión entre la práctica y la teoría a través de enseñar al alumno a reflexionar y hacerse pregunta de lo aprendido.
Preguntas como:
¿Qué opinas de la actividad que hicimos ayer?
¿Crees que era correcto como la maestra valoraba más a los niños que a las niñas?
¿Qué diferencias has encontrado entre la enseñanza de la Época Victoriana y nuestra sociedad actual?
¿Te gustaría haber ido a un colegio en la Época Victoriana? ¿Por qué?
—- Y la pregunta más importante: ¿Qué crees que has aprendido? ¿Cómo crees que este aprendizaje puede ayudarte?
Esto es aprender a aprender. Y muchas, muchas veces los maestros, profesores, maestras y profesoras nos olvidamos de aplicar. Posiblemente porque estemos más preocupados de la siguiente actividad teórica del siguiente día. Tal vez estemos más preocupados de desarrollar el siguiente examen, o poner la nota con el número asignado
En definitiva, mi reflexión es intentar ver que toda la Historia está ahí para enseñarnos. Nuestra metodología actual es diferente a la de la Época Victoriana porque la sociedad actual ha evolucionado debido a la Historia en sí. Hemos entendido que los hombres y las mujeres deben ser tratados por igual, hemos entendido que el respeto debe nacer de uno mismo y no por miedo a ser pegados o castigados. Y todo esto, lo hemos aprendido o lo estamos intentando aprender gracias a la propia reflexión interna nuestra o lo que es lo mismo a la competencia aprender a aprender.
Recibid un cordial saludo.