Evaluar la actitud en un enfoque competencial

Si echamos un vistazo a cualquier currículo de Educación Primaria o Secundaria es fácil percatarse que no todas las áreas disponen de los mismos estándares de aprendizaje evaluables relacionados con la actitud. Dentro del ámbito actitudinal cada uno de nosotros puede entender ésta de distintas formas.

Así, la actitud puede ser evaluada en los siguientes ámbitos:

-Entrega de trabajo.

-Presentación de trabajos.

-Asistencia.

-Puntualidad.

-Comportamiento.

-Esfuerzo.

-Interés o motivación.

-Perseverancia.

-etc (y seguramente otros aspectos que a cada uno de nosotros se nos puede ocurrir o conocer dentro de nuestra experiencia docente).

Sea el ámbito o categoría expuesto, la actitud es un aspecto importante pero que varía en forma y modo.

En forma porque la actitud puede ser entendido en distintas categorías y en modo porque la actitud no se suele evaluar igual en los niveles de Primaria a los niveles de Secundaria. Esto es, posiblemente si trabajamos por criterios de calificación donde los porcentajes son los ejes de referencia, entendemos que en Secundaria se de más importancia al contenido académico que a la propia actitud. Efecto inverso se puede dar en Primaria y más cuanto más inferior sea los cursos que tratemos.

En Primaria, por lo general, podemos encontrar un porcentaje cercano al 30 ó 40% de la calificación total. En Secundaria, por el contrario, el porcentaje no es elevado siendo en muchos casos inferior al 20%.

Claro está que estos datos son generales y que cada centro escolar podemos encontrar diferentes procedimientos calificatorios de la actitud.

Sea cual sea nuestro criterio de calificación (desde 0% hasta 100%), lo que si tenemos que tener en cuenta es que la actitud debería estar reflejada dentro de los criterios de evaluación que perfilemos en nuestra programación.

Desde mi punto de vista, lo importante es que como maestro puedo adaptar el currículo y es aquí donde entra el concepto marcado por el sistema educativo en Cataluña de Indicador de logro. En este sentido, el indicador de logro es una concreción del criterio de evaluación. Y es así donde podemos y debemos ser sistemáticos y concretar los estándares de aprendizaje del currículo en el apartado «actitudinal».

Por tanto, la actitud como tal no debería ser evaluada. Para eso debemos jugar con mano izquierda. Es decir, en un enfoque competencial debemos evaluar por instrumentos.

Así pues, metamos la actitud en un instrumento. Uno sencillo como es la rúbrica o la lista de control. Ahí podemos establecer los diferentes criterios de evaluación. Y si en mi currículo (por ejemplo en Matemáticas), no hay suficientes criterios de evaluación que reflejen la importancia de la actitud pues tenemos que concretar el criterio  o incluso dividirlo, para categorizarlo en una rúbrica.

Con este procedimiento podemos abarcar todos los aspectos que teníamos en un enfoque tradicional donde evaluábamos compartimentos estancos como:

Comportamiento, Unidad 7, speaking, listening, lectura….

En resumen, en un enfoque competencial evaluamos a través de instrumentos. La actitud puede ser evaluada al concretar el criterio dividirlo y categorizarlo en un rúbrica.

Así, en caso de dificultad con un alumno, podemos informar con sistematicidad, rigor y profesionalidad este aspecto que tanto puede influir en la calificación de un alumno, máxime cuanto más en cursos inferiores estemos.

Goliat Avanza

3 Comentarios Deja un comentario

  1. Hola, Jose Manuel. Podrías poner un ejemplo de cómo utilizar un estandar para calificar la actitud?
    Muchas gracias por compartir con todos nosotros tus conocimientos. Tu blog me está ayudando a aclarar conceptos que no acababa de entender.

    • Hola Amaia. Gracias por tu comentario.
      Los estándares actitudinales los puedes colocar por separado y de forma general o dentro de cada área que sería lo ideal para poder englobarlos en los criterios de calificación del propio área. Así, tTe indicaré un estandar para 5º de Educación Primaria para el área de matemáticas:
      Planifica el proceso de trabajo con preguntas adecuadas: ¿qué quiero averiguar?, ¿qué tengo?, ¿qué busco?,
      ¿cómo lo puedo hacer?, ¿no me he equivocado al hacerlo?, ¿la solución es adecuada?
      Como ves en este estándar se valora el interés y motivación hacia el área.
      Otro ejemplo que permite englobar a todo el área de matemáticas:
      Desarrolla y muestra actitudes adecuadas para el trabajo en Matemáticas: esfuerzo, perseverancia, flexibilidad y aceptación de la crítica razonada.
      Finalmente, otro estándar actitudinal:
      Se plantea la resolución de retos y problemas con la precisión, esmero e interés adecuados a su nivel educativo y a la dificultad de la situación.

      Estos estándares estarían bien si los colocarás dentro de los criterios de calificación del área.
      Por ejemplo, en mi caso tengo: 30% a la actitud, 30% examen, 40% cuadernos, proyectos, fichas.
      Colocando dos estándares en el apartado actitud sería suficiente.
      Espero haberte ayudado.

  2. Hola, Jose Manuel. Ante todo muchas gracias por esta información. Creo que la evaluación es una de las tareas más complicadas que tenemos los docentes. Ser objetivos y transparentes es un reto al que nos enfrentamos y, precisamente, lo es más para evaluar los estándares actitudinales. Probaré a incluirlos en las rúbricas.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.